el vaivén entre la voz y el silencio

Sobre la playlist

El sonido es voz.¹ Reverbera en la materia, emana del cuerpo.² Es un espacio en tensión donde, además de rendir culto a lo divino –celestial o terrestre, maternal o primigenio³– se producen silencios desoladores como el eclipse de cosmovisiones enteras, ya sea a través del repique contundente y opresor de las campanas⁴ o a la simple pero efectiva repetición de tan solo dieciséis palabras.⁵ El sonido es voz pero no por ello privilegio o exclusividad humana; vibra y se moviliza a través de los átomos unidos que conforman un hueso o en la superficie tensada de la piel,² incluso en el recorrido que sigue el viento, llegando a rozar las copas de los árboles.⁴ El sonido es voz y se extiende vertical y horizontalmente: edificado en una torre, se erigió como sinónimo de confusión en Babel,⁶ pero corre también por los llanos y valles,⁴ cae a través de las depresiones, se adentra en la tierra y penetra los mantos acuíferos; compone la salinidad del mar.⁷ El sonido es voz y deja su impronta sobre el territorio y los cuerpos que lo habitan;⁸ así, el relieve se traza, sinuosamente, en el vaivén entre la voz y el silencio. 

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